Traducido por Susana Manjarrez
Comenzamos guiando a nuestros estudiantes a través del maravilloso mundo de la música con ritmos. Usamos frases como caramelo dulce, caramelo-chocolate, gran chico, y una serie de letras creativas que utilizamos para dar vida a las variaciones de estrellita. Una vez que nuestros alumnos han construido bloques, les mostramos como ritmos tan simples pueden ser utilizados para crear melodías y armonías, estos a su vez, se transforman en bellas piezas musicales.
Cuando recorremos este camino musical con nuestros alumnos, les proporcionamos herramientas y técnicas para desarrollar su imaginación. Yo estoy muy agradecida por haber experimentado la música a través de la escucha, el juego y la expresión física de la danza. A los tres años ingresé a clases de violín y de danza. Gracias a estas experiencias, mi imaginación se desarrolló a través de la música. Cuando era niña, frecuentemente realizaba conciertos para mis padres: bailaba, cantaba, y tocaba el violín (a veces realizaba estos tres al mismo tiempo). Mis padres, ambos profesores de violín, me impulsaron en estas formas de expresión, y estoy muy agradecida por ello.
En mi transición de la niñez a la juventud, me percaté de lo fácil que es saturar la imaginación de un niño en un esfuerzo por aterrizarlos en la realidad. Como adultos, tenemos la responsabilidad de enseñarles como funciona el mundo, pero a veces nos olvidamos de ver el mundo como ellos lo ven: sin el peso de las expectativas sociales, sin sufrimientos, ¡e inclusive sin la existencia de las leyes de la ciencia! Sin embargo, nosotros debemos enseñarles el mundo a través de nuestra experiencia de vida, los vamos moldeando para encajar en nuestra sociedad, sin embargo, también podemos permitirles que nos enseñen algo en lo que son expertos: ¡la imaginación!
Hace algunos años tuve una simple conversación con una de mis alumnas de violín, esta conversación cambió mi vida. Mientras corregía la postura de su brazo del arco explicándole que su brazo funcionaba como una pared, mientras que su antebrazo funcionaba como una puerta que colgaba de su codo, puerta que se abría y cerraba; la estudiante respondió: “¡a menos que tenga un daño estructural!” (su madre trabajaba como corredora de inmuebles). Este pequeño y chistoso comentario me llevó a cavar un agujero cual conejo dentro de mi imaginación, así es como nació Imaginando Música.
En mi primer libro Vio´sViolin, descubrimos la historia de un hombre viejo cuya casa se sacude abruptamente y va cuesta abajo para buscar por qué se sacude. A lo largo del camino se encuentra con un viejo hombre que le informa que su casa está construida sobre el codo de un violinista, por lo que el suelo de su casa es propenso a sacudirse si el arco del violinista no se mueve correctamente. Adicionalmente en este tema, los primeros dos libros incluyen historias que ayudan a los estudiantes a reducir la tensión en su mano izquierda, mejorar su habilidad de tocar solamente una cuerda a la vez, y recordarles que es importante dominar lo básico de la técnica antes de seguir progresando en técnicas más avanzadas.
Estoy tan agradecida con aquella estudiante que me inspiró a comenzar a escribir, por que esta aventura ha sido mucho más emocionante de lo que me pude imaginar. Tomando el tiempo de honrar a mi niña interior, he descubierto un universo de posibilidades. Hoy en día, con frecuencia, le permito a mi imaginación llevarme a aventuras dentro del mundo de la música, a explorar los principios de la postura del violín y la técnica. La música me ha llevado a viajes emocionantes y espero que vengan muchos más, tanto reales como imaginarios.
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