Mi infancia transcurrió en la zona montañosa del municipio Tercer Frente (Sierra Maestra) de la provincia de Santiago de Cuba, en el seno de una familia humilde: mi madre, maestra, y mi padre, campesino. Desde pequeño sentí inclinación por las artes y en especial por la música, por lo que me presenté a las pruebas de selección que ofrecía la Escuela Vocacional de Arte (EVA) José María Heredia de la misma provincia, en la especialidad de violín.
Tenía ocho años cuando comencé el Grado Elemental de Música en esa escuela, que duró siete años, y posteriormente ingresé al Grado Medio en el Conservatorio de Música Esteban Salas de la misma ciudad con una duración de cuatro años. En estas instituciones se utilizan los métodos tradicionales soviéticos para la enseñanza del violín. Cuando terminé mis estudios en 2008, comencé a trabajar en la Orquesta Sinfónica de Oriente (OSO) y al mismo tiempo comencé a dar clases en la misma escuela donde comencé mi formación musical (EVA).
En 2009 tuve la oportunidad de conocer la existencia del Método Suzuki a través de la profesora de violonchelo Jacqueline Jardines López, santiaguera radicada en Guadalupe, formada por el Instituto Suzuki de Lyon, y directora de la Escuela de Violonchelo y Cuerdas La Corde del mismo país. La profesora compartió el repertorio Suzuki para ensamble con profesores y alumnos del departamento de cuerdas de EVA, intercambio que recibimos con gran interés.
En febrero de 2017, la formadora de profesores de violín de Suiza, Agathe Jerie, visitó nuestra ciudad. Ella impartió nuestro primer seminario sobre el Método Suzuki para Violín, junto con su filosofía.
Posteriormente, las profesoras Marieta Perdigón y Cecilia Rosales tuvieron la oportunidad de participar en el 33º Festival Internacional Suzuki en Lima, Perú. Hasta entonces, no se tiene constancia de que profesores cubanos hayan asistido a este evento. A su regreso, compartieron sus experiencias con los profesores, padres y alumnos del EVA y del conservatorio. De esta manera, muchos nos sentimos interesados y motivados para poner en práctica tan interesante metodología. Gracias a la ayuda brindada por el Pastor de la Iglesia Bautista de Ducureaux (Reparto El Caney, Santiago de Cuba), quien ofreció a Marieta la guardería de la iglesia local, fue posible llevar a cabo lo que hoy conocemos como el Proyecto Suzuki Santiago de Ducureaux.
Aceptando una invitación cursada durante el festival, contamos con la presencia de la formadora de profesores Caroline Fraser en Santiago de Cuba, quien impartió un curso de Filosofía Suzuki, acreditado por la SAA, en el que participaron profesores y alumnos de diferentes perfiles del Nivel Medio (profesores de violín, violonchelo, contrabajo y teoría musical), y la profesora de violín Renata Jordao ofreció un taller sobre el Libro Uno y el violín Pre-Twinkle para alumnos, padres y profesores. Actualmente hay seis profesores que integran el Proyecto Suzuki en Santiago de Cuba y se han capacitado en los festivales Suzuki realizados en Lima.
Conocer y estudiar este método de enseñanza es un privilegio para mí. Los conocimientos que he adquirido, tanto en lo profesional como en lo personal, son invaluables. Estas experiencias me han permitido desarrollar nuevos enfoques en mi labor educativa, teniendo en cuenta que mi formación musical profesional estaba basada en principios pedagógicos totalmente opuestos. Estoy convencida de que a través de la educación Suzuki podemos desarrollar el mejor ambiente para nuestros niños y jóvenes.
Como resultado del trabajo realizado, la ONG Camaquito ha brindado un gran apoyo al proyecto Suzuki Santiago para los niños de preescolar de la ciudad. Esta oportunidad permitió su expansión hacia el Conservatorio Esteban Salas, adoptando el nombre de Proyecto Suzuki Santiago de Cuba-Camaquito. Nuestra misión es desarrollar y extender la aplicación del Método Suzuki en Cuba. Utilizamos todos los recursos disponibles que nos permitan promover y dar a conocer nuestro trabajo, para que más familias y profesores se sumen al proyecto.